lunes, 25 de mayo de 2009

Rekuerdo Riko....


kuando iegaba a kasa, Riko me mordía los pies. Me miraba contra - picadamente y se trepaba a mi rodilla y hacía ese gesto ke dicen es un ekivalente a una sonrisa.

Era de un negro que siempre brillaba, con una manxa blanka en su pexo ke miraba el suelo y avanzaba tímidamente hacia su kuello. Y aunke tenía sólo 4 meses, ia se veía ke iba a ser grande, kon porte soberbio, de orejas en forma de triángulos invertidos que konvertían su rostro en una expresión kubista monokromátika.

Lo bautizaron komo Riko, por haber un iko ke sólo se kedó en la N, a un mes de nacido, no sabía dónde había iegado a parar.
En realidad era muy inkieto: saltando encima de uno todo el tiempo, buskando siempre el juego, mordiendo todo lo ke podía, exándose dónde le daba la gana, orinando donde le ganáse, kagando sin preokupaciones mientras lo miraba, apareciendo a mi lado durmiendo konmigo. De verdad, lo extraño.

Hasta hoy no enkuentro una media ke él se ievó, tal vez la enkuentre kuando me mude nuevamente, lo ke si me dejó fueron estas markas en mis manos de los juegos bruskos ke realizábamos, cikatricez de felicidad que terminaban en una patada de lo espeso ke era pero ke así y todo, volvía para mirarme sentado, de lejos, y al menor movimiento salir korriendo para ladrarme ke no podré sujetarlo.

Hoy al entrar, Riko no mordía mis pies, al mirar en pikada sólo enkontré mis zapatos polvorientos y al iegar a la sala, todo era más grande y el orden insoportable. No es irreparable, sólo muy triste y el silencio iega ahora más fuerte, más intenso, y un rayo de sol, al entrar x la ventana, alumbra hacia donde él estaba, hacia donde dormía, hacia donde ia no está.