miércoles, 15 de septiembre de 2010

Adiós, Papá...


La última vez ke hablamos me referías, entrekortadamente, la sensación de felicidad ke pudiste alkanzar. A pesar de haber sido maldecido por tu propia hija, "estoy feliz" me dijiste. Tu rostro volvió a tener kolor, tu demakritud ia era algo imperceptible. Tu piel, parecida al papel, era la únika seña de lo ke padecías.

Rekuerdo esas tardes, ia lejanas, de kómo jodías qndo pinté tu pared de verde para impulsar un proiekto. Qndo mis amigos se komían la fruta, ke kreo, dejabas para nosotros. Las tardes qndo konversábamos, los konsejos ke te pedía. En ese entonces, eras la kopia de Pedro Infante, kon bigote y todo.

A pesar de nuestros horarios, almorzábamos juntos. Un restaurant, luego otro, siempre frente a frente, konversando sobre mi trabajo y tu rutina. Jugando al terrible juego de kompartir de nuestras soledades. Kreo ke en algún momento de esos, iegamos a ser amigos.

Tu partida aunke fulminante, era algo esperada. Me konsuela el hexo de saber ke ahora estás bien. La sonrisa en tu rostro me indika ke pudiste enkontrar la paz anhelada, esa paz ke tanto kerías tener, lejos de los problemas a tu alrededor, okasionados por la avaricia.

"Kisiera irme mejor" me dijiste resignado al ver ke no pudiste lograr la unión de tus hijos. Pero sonreías abrazando a un kaxorrito, pensabas en mejorar para irte al kampo, para kaminar y rekuperar la vida ke ia te estaba abandonando. Hoy tu deseo se ha qmplido, papá Manuel. Yaces inerte en un ataúd y qndo te vi, pareciera ke fueras a despertar nuevamente. La obvia negación de las ideas y del cambio.

En instantes komo estos, kisiera imaginar ke existe un Dios, para saber ke realmente estás bien. Ke lo malo ke te hicieron en esta vida, allá donde estás, te lo están retribuyendo todo, inkluídas las 10 mil vírgenes. Y komprobar, además, ke existe la justicia.

Lloré al rekordar nuestra última konversación. Qndo te vi, sólo me alegré por ti. Ahora, sólo ese vacío ke se apodera del pexo es lo úniko ke keda.

Hasta siempre, Papá. Y termino kon una frase pekuliar del gran Kantinflas: "te fuiste xke kisiste, nadie te precipitó"