sábado, 28 de noviembre de 2009

Nuevo viaje, viejas emociones...

Soundtrack: Lucha de Gigantes - Nacha Pop

Volver a Kolombia fue algo inesperado, desde el día de su anuncio - y todo lo ke implikaba- la idea de un dejar atrás el trabajo para ser protagonista y no un personaje más en mi propia historia era algo bueno.

Antes de pensar en el fin -Bogotá- imaginé el trayekto, no los más de dos días sentado en un bus, -diskulpando a las kostas del norte del país y a lo saturadamente verde de los parajes ecuatorianos y kolombianos- sino en lo ke se produciría en esas horas. Y es ke el viaje sería, akompañado indirektamente por akeia princesa de nokturnidad ke hizo de mi primer viaje a tierras kafetaleras una de las historias más intensas en mi eskaso file de amores.

Debo señalar ke akeia intensa historia tuvo el final ke desde hace años me persigue, kon un adiós, no puede ser, un silencio, y muchos recuerdos. Sin embargo, y debido a akeio ke iaman kongeniabilidad, había decidido perder a un amor, pero no a una amiga: tras meses de olvido, pudimos sentarnos, komer delicias terrenales y komprobar, una vez más, ke podemos konversar.

Volviendo a la karretera, días antes de viajar, intenté, en vano, disuadirla para viajar juntos, sin embargo, ia estaba reservada aseguró, no problem respondí y me dediké a ienar mi mp3 de músika para tener kon kien hablar.

No detaiaré la salida del país x cierta deferencia a mis kompatriotas ke decidieron, acertadamente, blokear la karretera en Piura otorgándonos gratas horas de kaminata bajo el sol del cenit kon bultos en manos, kabeza y espalda. Desde estas líneas, gracias x el ejercicio. Tampoko hablaré del paisaje ekuatoriano pues, para akeios ke alguna vez salieron de sus 4 paredes denominadas Trujillo, es lo mismo ke qndo te diriges a la selva: el verde en sus tonalidades más variadas.

Hablaré -y sigo hablando hasta después del punto final de esto- del tramo frontera Ekuador - kolombia - Bogotá, pues x azares del destino, mi soledad se vio gratamente suplantada por la princesa, ke x razones ke deskonozko, dejó su asiento en el centro del bus, sekciòn ventana, y a su amiga ke tanto le gusta reservar para buskar otro sitio. Tímidamente -y kon burla posterior x parte de un inefable- dije: akí hay uno libre y ké kasualidad, io estoy al lado.

Debo ser sincero y decir ke me alegra muxo, su kompañía produce en mi una sensación de bienestar ke pokas personas pueden darme, kreo ke eso era lo mejor ke pude decir, pero no lo hice, no rekuerdo ké vanalidad sin sentido dio origen a una konversación algo tropezada, pero grata al fin y al cabo, al menos para mi.

Hablamos sobre nuestras relaciones pasadas, pero la nuestra no intervino en la lista. Kompartí un audífono kon su oreja y la músika hizo el resto; la primera vez se kedó dormida oiendo a Pedro Suárez Vertiz, apagué el reproduktor kon la esperanza de ke así la batería dure las 20 horas de viaje, aunke el manuel siempre me dijo sólo da 12. No me atreví a kitarle el audífono x temor a arruinar su sueño. La vi dormir, la vi despertar, la vi reirse de su kansancio kausante de dejar a medias una kanción. Obviamos la pelíkula ke se proyektaba en esos momentos y volvimos a la serenidad de la músika y komprobé ke es una de las personas más perfektas para kompartir un buen tema, repitiendo hasta el infinito una kanción ke sea inkreíble sin importar ke en 2 gigabytes kaben más de mil kanciones.

Princesa le decía, y kon kada letra era komo volver 11 meses en el pasado, a algo ke, sabemos ambos, ia no puede ser, pues hemos kambiado, io he kambiado. Pero x unas horas kise volver a sentir akeio, el amor, el hormigueo, la emoción. Me dejé ievar, eso sí, sin ke se notara, x los rekuerdos de los inicios de la ke fue una bonita relación.

Kuando se akabó la batería ia todo estaba oskuro, no había relojes en la cerkanía. Sin mediar palabras nos dijimos buenas noches y eia ladeó su kabeza hacia el pasadizo. Io me akomodé y rekosté la testa maledeta sobre el vidrio empañado en el kual nuestros nombres -eskritos x nuestros dedos horas antes- empezaban a borrarse. Mirando hacia la oskuridad, pensé, pensé, pensé. Rekordé akeia kanción de José José: Ia lo pasado pasado. Y debía aceptarlo. Frené el otro bus ke ia andaba a mil en mi interior y apagué el motor.

Kuando eia despertó ia era de día y la gente alrededor hizo el viaje más ameno, nosotros en el centro y todos hablando sobre músika ranxera. Por momentos la miraba y todo kería empezar de cero, pero José José y la karretera me hacían rekodar mi determinación.

Eia es mi amiga y lo seguirá siendo por mucho tiempo espero. Pero esta noxe, rekuerdo la emoción de esas horas y todo se siente tan bien.