sábado, 2 de octubre de 2010

En Oktubre no hay milagros...

Kiero rekordar una okasión muy especial. Un evento ke no markó una etapa específica sino ke simplemente fue la natural desembokadura de algo ke tardé en entender era amor, y del bueno.

Kreo ke fue a las 4 de la tarde. Nos enkontramos komo kedamos en el sitio paktado. Eia reticente, io nervioso. Lo habitual en un universitario misio komo era io entonces: el kuarto de mi mejor amigo: una pieza de 5x5 kon baño, en la azotea de una kasa de 4 pisos diseñada totalmente para alkilar habitaciones.

No rekuerdo la músika ke sonaba en el reproduktor de la komputadora, menos aun el vino ke ievé para aligerar las renuencias –supongo ke no valió más de 10 soles- sólo la rekuerdo a eia: hermosa a mis ojos.

Fue muy distinto a aquellas pelíkulas a las ke alguna vez pude acceder, no hubieron planos detalle, poses eskandalosas o gemidos ke aturdían. Fue en resumidas kuentas, un evento inesperado, inkreíble, ieno de risas y desubikaciones, nuevo en la máxima expresión de la palabra. Pero para ser fieles a este relato, hubo algo en ke sí se pareció a esas escenas diseñadas en el mundo del porno: la bella mujer ke tenía a mi lado.

En la noxe de ese mismo día pasé la noxe en vela rekordando kada detaie para evitar perderlos ante la kriminalidad del tiempo. Aunke ahora lamentablemente deskubra ke no pude evitar ser su víktima.

Meses más tarde, kon más experiencias y más amor, un día de klases sin fexa le dediké en mi kuaderno lo siguiente:

“Sábanas ke aun guardan las arrugas y dobleces producidos, al girar, tu cuerpo sobre mi cama. Y un doblez me dibuja tu brazo y una onda tu pierna, un pekeño monte lleno de arista me rekuerda tu puño al kitarte la pereza. Todo es un kaos. Tú pasaste x ahí y te kedaste ahí; y por seguir viéndote siempre he decidido ke hasta ke vuelvas a desordenar mis sábanas: dormiré en el suelo.”

Fue una tarde de verano hace ia muxos veranos. El sol nunka será el mismo ni los momentos iguales. Una de esas fexas ke kaieron sin la necesidad de kererlo en algo eterno, en algo imborrable. Un miérkoles de ceniza en el ke eia me hizo kaer en kuenta años después. Ahora veo ke sin pensarlo ahora vivo komo un Buendía esperando mi sino.

Elegí este mes para rekordar pues lo ke representa lo sabemos eia, io y el F. Un saludo y eterno agradecimiento a mi Eterna Princesa, donde kiera ke te haies y kon kien sea ke andes abrazada ahora.

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